PUERTO PRINCIPE HAITI. 12 DE ENERO 2010. 15.00 HORAS, LOCAL
Haití tras los primeros cinco años de la llegada de tropas chilenas a la Minustah.
Si bien el país caribeño hace gestos por ponerse de pie y una pequeña comunidad vive en el lujo, la carencia de agua potable, electricidad, medicinas e insumos sanitarios evidencia que una situación humanitaria compleja que no se detendrá en el corto plazo. Los secuestros han bajado de 300 al mes en 2005 a cerca de 20 al ano en 2009.
Por CARLOS SALDIBIA, FOR DINNERING OUT
Con dos meses de vida y dos kilos de peso, Jacob Louis A. derrota a la gonorrea gracias a un joven médico chileno: Andres Guardia. Un teniente pierde un litro de sangre y entra en shock cuando una ametralladora de guerra le deja un hoyo de cuatro centímetros de la mano derecha. A 40 grados de sol un soldado saca sonrisas a 70 huérfanos vestido de viejo pascuero. Un reportero chileno es testigo de cómo en la morgue cobran por autopsias express. Al electrocutarse una noche de tormenta eléctrica un suboficial escapa de la muerte con la ayuda de sus camaradas. Cien dólares para liberar a un junior local exige de coima un oficial policial haitiano. Dos puntarenenses son héroes en un barrio con tres orfelinatos porque llevan agua en un aljibe. Con cicatrices de cigarro, calvo y desnudo, Watson de tres años se acerca a un civil para susurrarle con miedo shi shi shi le le le merci Chili. Un general escucha por radio la muerte de un subalterno jordano por una bala que perforó su “casco azul”, para que ninguno de sus 7000 efectivos se desmoralice baja del tanque que lo transporta y cruza a pie dos kilómetros bajo ataque de francotiradores. Una anciana pide a otro chileno cuatro sillas de ruedas por celular. Estas son algunas de las veladas historias de los civiles y militares que trabajan en Puerto Principe y Cabo Haitiano ligados la Misión de Paz de la ONU en país caribeño. Haití es prácticamente un estado policial. Por doquier la Policía Nacional se halla esparcida en casi todas las esquinas con escopetas antidisturbios y ametralladoras M-16. Efectivos militares de la Mision de Imposición de Paz de 7000 miembros patrullan la zona día y noche con chalecos brindados y cascos, y en los sectores de mayor afluencia de público guardias privados observan cada movimiento. En contados hoteles seguros de la capital, cuyos precios van de 70 a 400 dólares la noche, hay oficinas con una pequeña guarnición fuertemente armada y alejada de la vista de los pasajeros para no aumentar el temor. Pero pese a ello el país está mucho mejor que hace cinco años, cuando el promedio de secuestros diarios era de 267 y la cantidad de muertos por asalto era imposible de determinar. Hoy aunque los servicios básicos casi no existen, se puede caminar de día con total seguridad y las fuerzas internacionales de la ONU han reactivado en parte la alicaída economía local.Fuera de los 557 efectivos de la Fach, Armada, Ejercito y Carabineros, en Puerto Príncipe la capital haitiana de WWW millones de habitantes, existe una comunidad de 22 civiles chilenos que llevan entre un mes y 30 años viviendo el país caribeño de la santería. Entre estos últimos las opiniones sobre la situación actual haitiana no son tan similares a las de los militares que acceden a relatar sus vivencias a Reportajes. “Ya no hay miseria, pero las imágenes de devastación permanecen”, sostiene un alto oficial militar. Un civil apasionado por el país y su gente afirma lo contrario “acá no hay pobreza, hay miseria”. Un tercero que llegó para adoptar a un niño que escapo a la muerte por gonorrea y desnutrición severa confirma que si bien hoy los extranjeros pueden caminar de día por la calle sin chaleco antibalas, los indicios de corrupción latente y que la falta de servicios sanitarios dignos permanece estancada, aunque mejor que en 2005. En contraste con los civiles y militares chilenos que trabajan en Haiti sorteando sus los escollos propios de la escasez y el atraso tercnológico, no pocos haitianos de terno y corbata con estudios de postgrado en el extranjero se indignan con estas afirmaciones. Para ellos ni la prensa ni la diplomacia “muestra lo bello de sus playas vírgenes, literatura y pintura, gastronomía, solidaridad, progreso social y los carnavales de Año Nuevo y Fiestas Patrias, que duran tres días con bailes y cantos en creole, el dialecto local híbrido de francés y zulu. Varios haitianos con familia en Chile consideran que lo peor ya pasó y con una visión algo alterada de la realidad manifiestan que dada la tranquilizadora aunque relatiba calma las tropas militares deben retirarse y dejar el control en manos de la policía haitiana, una versión de descartan varios representantes de los mas de 400 organismo de cooperación internacional, que evalúan lo contrario: “El envio de militares debiera aumentar o mantenerse”, señala una diplomática francesa. Esto es parte de los contrastes de Haiti y sus residentes de uno de los 10 países más pobres del mundo. A cinco años del inicio de la Minustah, el país hace guiños de querer ponerse de pie. Pero mientras una minoría criolla vive bajo un manto de lujo europeo, la realidad promedio evidencia catástrofe humanitaria por doquier. La venta de jeeps de 15.000 dólares, la proliferación de celulares, sistemas GPS, supermercados Carrefour, haitianos de trajes Armani, dos playas como Punta Cana, restoranes de cuatro tenedores y hoteles de 400 dólares la noche son excepciones que no sortean la ausencia radical de agua potable y electricidad, de calles transitables en auto, semáforos, cibercafes, baños con alcantarillado, medicinas y médicos especialistas, alimentos, toallas higiénicas para mujeres que usan un pañal de género, ropa de niño y las “normalidades” sanitarias de sus vecinos limítrofes en Cuba y Republica Dominicana. Pero pese a la crisis contenida por la cooperación de 18 países, en la población se ven gestos de esperanza y agradecimiento. Muestra de ello es una piedra en Cite de Soleil, el lugar más mísero y no recomendable de visitar de Puerto Principe. Entre transeúntes sin ropa, que comen galletas de barro y baños al borde de un lago de excrementos acumulados, una roca mantiene pintada la bandera de Brasil, el país encargado de esa zona. En un orfelinato que hace llorar al que lo visita por primera vez un niño grita “viva Chile” en creole, y en el centro de la ciudad junto a letreros con campañas políticas propias del año electoral, niños piden agua o dinero a todo aquel que parezca extranjero. No obstante, los avances on visibles si se compara ahora al Haití de 5 años atrás. La comuna de Cite Soleil ha mejorado en un 200 por ciento. El lugar, aun considerado zona roja, hoy se puede recorrer a pie, aunque sólo con chaleco antibalas y casco blindado. “Esto es una favela, pero menos peligrosa”, sentencia un oficial brasileño que lleva dos años patrullándolo en turnos de 15 días. Aquí, mientras un hombre desnudo se lava los dientes, ollas comunes de arroz, impactos de bala de fusil en las fachadas de las casas, cuyas paredes mayoritariamente son planchas de zing. La gente es cariñosa con los chilenos y brasileños, aunque cada vez que pueden les piden alimento o lo que sea. A lo que ellos responden en inglés o francés, pero no en creole: “Sólo podemos darte seguridad”. En el check point de este mismo lugar, en 2005, mientras repartía agua potable, ante el estupor de efectivos chilenos y argentinos un oficial recibió una bala de guerra en la cabeza, disparada por un tirador de las “gangs” del narcotráfico, que dirigían un menor de edad y dos jóvenes de 19 y 22 años, y que fueron desarticuladas. De hecho según pilotos de helicópteros chilenos y chóferes de carros blindados de Brasil durante 2009 no hay registro de enfrentamiento en Cite de Soleil, donde el intercambio de balas en 2005 era varias veces al día y en la entrada de las calles de tierra ripiada se habían construido fosas de cuatro metros de profundidad y ocho de ancho para que los tanques no pudieran ingresar. “Chileno bon bagai”, le gritan al attache de la Embajada de Chile en Puerto, el coronel Felipe Parga, mientras ayuda en la calle a una de las pocas ancianas que pueden llegar a viejas en la capital. El grito significa “chileno buena onda” en creolés el dialecto oficial, derivación del francés colonial hablado con acento keniano o tutsi. Según un asesor europeo de Annabi, el representante de Ban Ki Moon en Puerto Príncipe, el país en cinco años ha conseguido varios avances, pero no ha llegado ni a la mitad de lo que se necesita. Los secuestros bajaron de un promedio de 327 al mes durante 2004 a un registro de 20 al año, uno mes por medio. Los 87 integrantes del Comando de Ingenieros de Ejército no sólo ha construido cinco carreteras que casi conectan todo el país por tierra y permiten hacer llevadero el tráfico en horas punta, donde es comparable solo a la hora punta de año nuevo en El Cairo y Mogadiscio, dos de las ciudades más colapsadas en África por el transito vehicular . “Antes de la capital a Cape Haitien uno se demoraba 18 horas en llegar, aunque solo son 400 kilometros. Hoy esa distancia se cubre en menos de seis horas, que serán menos cuando toda la ruta este asfaltada”, señala un secretario del comandante Concha, el encargado de la reconstrucción de obras conjuntas entre Chile y Ecuador. Asimismo los ingenieros chilenos inventaron un sistema para descontaminar varios tipos de agua. “Mediante un proceso de cuatro etapas se “limpia” el agua al punto de poder cocinar con ella y usarla para baños e incluso lavarse los dientes, algo que antes solo se podía hacer con agua mineral”, señala un coronel ecuatoriano que ayuda en la repartición que agua tratada en Colegios y Orfelinatos. “Contrariamente a lo que se piensa en algunas partes de Santiago, Haití y Washington. No se ve la convulsión. Pero si se reduce el contingente la situación anterior vuelve”, coinciden en un cena una carismática oficial de la ONU, un alto uniformado de la Minustah y un ex agente de inteligencia de un país centroamericano que señala vino a pasar las fiestas”. En ese sentido, los extranjeros del acaudalado barrio Pet on Ville son más radicales: “En Organismos multilaterales se habla de reemplazar de apoco el contingente militar por otro policial. Yo creo lo contrario. Se debe sacar el policial y traerse más militar” sentencia un diplomático. Pero los avances son palpables, no solo se puede caminar de noche por tenebroso y oscuro Down Town, otra diferencia importante es el aumento de generadores de electricidad domicilaria que permite sortear las dos horas de luz promedio del país centro Diferencia 2004 a la fecha y que la mayor amenaza de 2004 el grupo de paramilitares de las Fuerzas Armadas Rebeldes ha sido desarticulado casi por completo y sus armamento destruido. No obstante, la Policía Nacional no ha sido capaz de detener los asaltos con arma de fuego contra civiles y bancos. Incluso empresarios y extranjeros mantienen en tres cadenas de bancos y empresas de telefonía un equipo de guardias privados fuerte mente armados y que administran los accesos públicos con detectores de armas que solo se ven en mall de Israel o Pakistán, en donde a la entrada un cartel siilar al que no estacionar advierte en creole: “No se admiten pistolas automáticas” Tal como detalla un alto oficial chileno de la Misión, “el país caribeño es el paraíso de las más de 400 ONGs de Derechos Humanos y Ayuda Humanitaria, pero el cementerio de Proyectos de Ingeniería, donde los planes de la PNUD son una gota en el desierto. Según la ONU, el trabajo de ONG no constituyen grandes aportes al país y muchas de éstas no están registradas administrativamente”. En las ciudades mas grandes existe un sin numero de orfanatos hasta donde los padres con enfermedades llegan a botarlos para ahorrase su mantención económica. En tres hogares visitados por El Mercurio la mayoría de sus alegres huéspedes viven en la inopia total: carecen de ropa, agua, luz, baño digno, pañales de género suficientes, sicólogos o profesores, remedios para los inválidos, jabón y cloro. “Al visitarlos uno no puede abstraerse de que tienen la edad de mis hijos y escasas posibilidades de un futuro mejor en el corto plazo”, señala un alto oficial del Ejército chileno asignado a la Minustah que llegó más de un año en el lugar. Según un oficial chileno de la PNUD, la educación mayoritariamente privada y de cuestionable calidad. Tampoco hay un registro de escolaridad en el gobierno ni entre las ONG. Los muertos INFO En listado de heridos y muertos de la Misión Internacional se encuentra el chofer filipino del Deputy Chief Comannder, el general chileno Guillermo Toro en 2005, al que mataron en una emboscada en Cite Soleil, la zona de mayor peligrosidad capitalina, cuando se efectuaba un control de las actividades locales En la lista se destacan el caso del teniente Recasens, y el soldado Con acuchillado en una mano, ambos chilenos, y el general brasilero 79. “Hoy la seguridad y estabilidad se encuentra controlada, pero es muy frágil en atención a que el desarrollo político y socio económico no ha ido de la mano. Situación socio económico demuestra muy pocos progresos. Hay que reconocer progresos en el manejo de basura, control del trafico y mejoramiento de algunas carreteras. Hay que reformar la constitución y laLey electoral, ya que cada dos años hay comicios parlamentarios y en cada uno se gastan 18 millones de dólares para elegir a 10 senadores de medio término”, señala un alto diplomático de madre chilena, asesor del secretario general de la ONU Ban Ki Moon, que se halla de paso por la ciudad por Navidad y Año Nuevo. (Envio recuadro en dos horas)Las sorprendentes historias de los chilenos que trabajan en default de Haití El caso Recarens y los otros 7 heridosRecarens entra y sale del shock hemorrágico cuando una ametralladora le sacara cuatro centímetros de la mano. Con dos meses de vida y cinco kilos de peso, Jacob derrota a la gonorrea gracias a un joven médico chileno y será adoptado por civil chileno. Un abogado es testigo de cómo en la morgue cobran por entregar autopsias rápido. Bajo 40 grados de sol un cabo saca sonrisas a 70 huérfanos vestido de viejo pascuero creoles. Al electrocutarse una noche de tormenta eléctrica un suboficial escapa de la muerte por la ayuda de sus camaradas. Informe Este viernes 4 de septiembre, una vez finalizadas las actividades de vuelo de los pilotos de la XI Agrupación, que se encuentra desplegada en Puerto Príncipe, se recibió una alerta con la información de que un Oficial del Ejército de Chile se encontraba grave tras sufrir una fuerte descarga eléctrica. Posterior a esto se vivieron momentos complejos antes de iniciar el despegue en un helicóptero UH – 1H hacia Cap Haitien, ya que las condiciones climáticas eran adversas debido a una fuerte tormenta de lluvia y rayos que se desató antes del despegue que se produjo a las 20.15 horas de la noche, sin embargo, esto no fue un impedimento para que la tripulación de la Fuerza Aérea de Chile concretara con éxito el traslado del paciente que se encontraba en dicha localidad. La tripulación que realizó el traslado estuvo compuesta por el Capitán de Bandada (A) Juan Pablo Orellana, piloto y por el Teniente (A) Jaime Ulloa, copiloto, en cuanto a los tripulantes fueron el Sargento Segundo Cristián Jerez y el Cabo Primero Manuel Castillo. Una vez finalizada la Evacam, el Teniente Juan Pablo Rojas, fue llevado al Hospital Argentino donde continuaron con las maniobras para estabilizarlo producto de la descarga eléctrica que recibió mientras manipulaba un transformador de 110 a 220 para hacer funcionar un ventilador, tal como lo relató el afectado. El Teniente Rojas una vez recuperado, visitó la Agrupación de Helicópteros de la Fuerza Aérea de Chile, para agradecer la rapidez y profesionalismo con que actuó el personal de la Institución, indicando que “estoy muy agradecido, me cuesta recordar lo que sucedió pero hay que destacar que las condiciones climáticas estaban complicadas y a pesar de eso una vez que estaba en el helicóptero me sentí tranquilo y llegue a tiempo para que me realizan las maniobras necesarias, así que solo me resta agradecer a la Fuerza Aérea por su profesionalismo y preocupación”. Dos puntarenenses son héroes de un barrio con tres orfelinatos porque llevan agua en un aljibe. Un menor con cicatrices de cigarro, calvo y desnudo, se acerca a un civil para susurrarle con miedo shi shi shi le le le alle Chili. Una anciana pide a otro chileno cuatro sillas de ruedas por celular. Un general escucha por radio la muerte de un oficial jordano por una bala que perforó su “casco azul”, para que ninguno de sus 7000 subalternos se desmoralice baja del tanque que lo transporta y cruza a pie dos kilómetros bajo ataque de francotiradores.
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